Saturday 10 January 2009

I'm not there


Una extraña fuerza interior me instó a alquilar I'm not there, esa biopic realmente estrafalaria sobre Bob Dylan, en la cual aparece representado por una serie de personajes, o facetas de su personalidad.

Algunas secciones son bastante decentes, pero se ven amenazadas por la aparición de ese pseudoactor que constantemente protagoniza peliculas asquerosamente romanticonas en las cuales su co-star suele padecer de una enfermedad terminal (que le quita la vida justo antes de Navidad) que todos llamamos Richard Gere, y por una insistente necesidad de originalidad ( en el sentido artsy de la palabra ) que a veces se logra, y otras veces es irritante- - para bien o para mal.

Lo que rescato es la manera en la cual el contexto que inspiró y coloreó a Dylan rodea las vidas de los seis o siete dylanes que aparecen en la película, y como el pasado, o tradición, se convierte en algo a asimilar y respetar, y se conecta con el presente y hasta une a los personajes, que en un principio aparecen disociados y desconectados.

Lo que no rescato ( en absoluto ) es la falta de consistencia, la superposición constante de personajes en un frenesí de creatividad que marea y que hace desear que la película termine de una vez por todas... además, intuyo que solamente los verdaderos fanáticos de Bob Dylan ( que han leído todo lo que se escribió sobre su vida y escuchado toda su discografía de principio a fin un millar de veces ) pueden realmente comprender el rol que cada dylan ( con minúscula ) desempeña en la trama.

El título es finalmente lo más acertado. I'm not there. No estoy ahí. El que busque a Bob Dylan, no lo va a encontrar.

Tuesday 14 October 2008

ALL WE ARE



Dado que este video es el resultado de varias horas de trabajo arduo con la señorita Victoria, considero pertinente incluirlo en este blog. Ese fin de semana plagado de Movie Makers tildados o que se cerraban espontáneamente, Mandelas danzando al ritmo de una feliz melodía y Kennedys dando impactantes discursos... Good times.

Sunday 12 October 2008

Welcome!
Toda mi vida quise tener una máquina de escribir. Mecánica, no eléctrica. Recuerdo que mi señor padre fue en algún momento el orgulloso poseedor de uno de esos instrumentos, a los cuales los modernos escritores creativos han llegado a denominar obsoletos, dadas las limitaciones que presentan.

Claro que sí: la máquina de escribir implica el uso de una gran cantidad de papel, la imposibilidad de corregir los errores de tipeo en forma inmediata y absolutamente eficaz, ensuciarse las manos con la tinta de la cinta y con el líquido corrector, soporta el incesante repiqueteo de las letras por horas… pero esos papeles estrujados, rotos y manchados resultan cien veces más atractivos que las genéricas hojas impresas en computadora.

Es por eso que todos mis escritos digitales llevarán esta fuente y no otra; de alguna manera, contribuyen a acortar la brecha entre la realidad y mis deseos.

Y al margen de la cuestión, visualizar a Scott Fitzgerald desplomándose, exhausto y completamente ebrio, sobre el blando teclado de una notebook constituiría una verdadera proeza imaginativa…